Antes de que me preguntéis si el Tío Lucas era mi tío o alguien de la familia, os cuento la historia de como este plato ha pasado a ser un clásico de la cocina madrileña.
En un destartalado Madrid de hace más de un siglo, año 1850 aproximadamente, existía, en un callejón que desembocaba en la calle de Alcalá muy cerca de la Puerta del Sol, un figón que por su buen hacer en la cocina alcanzo mucha fama y uno de sus platos estrella eran las judías que preparaba su propietario, al que llamaban "Tío Lucas".
A pesar de los años la receta se sigue conservando como tal y aunque hoy ya se le añaden otros ingredientes como el chorizo o el jamón, es un plato muy simple, cuyo secreto está en una cocción extremadamente lenta y por lo tanto, es una receta para hacer sin prisas.
Sigo sin mi cámara de fotos y estoy utilizando una prestada, así que si la calidad de la foto no es buena, tenéis que perdonarme, pero no me han salido mejor.
AVISO: Si no se tienen judías ni ganas de cocinar, esta receta no sale.
Judías a lo Tío Lucas
Ingredientes:
- 500 gr. de judías blancas.
- 2 cebollas
- 1 cabeza de ajo
- 150 gr. de tocino
- Unos granos de pimienta
- Un ramillete de perejil.
- Aceite, laurel, pimentón, un pellizco de cominos, vinagre y sal.
- Unas rodajas de chorizo (opcional).
Elaboración:
1).- Ponemos las judías a remojo la noche anterior.
2).- Ahora en una olla con agua fría, las dejamos cocer, junto con la cabeza de ajo, las cebollas bien picadas, una hoja de laurel, el tocino, unos granos de pimienta, un ramillete de perejil y un chorretón de aceite.
3).- Después de unos minutos, hacemos un sofrito con aceite, ajo laminado y una cucharada de pimentón, que echaremos con la sartén fuera del fuego y el aceite un poco templado. Todo esto lo incorporamos al guiso.
4).- Dejamos cocer todo a fuego muy lento y cuando la judía se deshaga entre las yemas de los dedos y la cebolla haya desaparecido y formado una salsa, sacamos los dientes de la cabeza de ajos, hacemos una pasta con ellos, la mezclamos con los cominos y una cucharada de vinagre, lo incorporamos a la olla y dejamos que dé un último hervor.
Yo le añadí unas rodajas de chorizo y así ya es un plato de lujo.
Este guiso estará mejor al día siguiente de hacerlo.