El caso es que estaba esperando en la pescadería y de repente me dí
cuenta de que había una pescadilla que no me quitaba ojo.
Ya un poco nervioso, decidí marcharme y dejar el pescado para otro
día, pero cuando ya me iba, algo cayó entre mis brazos. ¿Sabéis quien era?...
¡la pescadilla!
Me dijo: sé que te pareceré una fresca, pero es que soy muy fresca y
además estoy muy buena.
Así las cosas, no me quedó más remedio que llevármela a casa y hacerla
a la romana.
La verdad es que tenía razón, era fresca, fresca y también estaba muy
buena.
Pescadilla a la romana
Ingredientes:
- 800 g de pescadilla limpia.
- Harina.
- Huevo.
- 1 diente de ajo.
- Sal y aceite.
Elaboración:
1). - Limpiamos bien la pescadilla, separamos los lomos y troceamos.
2). - Calentamos aceite en una sartén y rehogamos un poco de ajo laminado.
3). - Retiramos el ajo, que ya habrá aromatizado el aceite, y seguidamente, sazonamos y rebozamos la pescadilla, pasándola por harina y huevo.
4). - Freímos los trozos en el aceite caliente y cuando ya consideremos que están hechos, los escurrimos en un plato con papel de cocina.
5). - Servimos la pescadilla con una ensalada de lechuga y tomate y terminamos con un chorro de aceite de oliva crudo.
A mi vecino con hambre también le gustaba la pescadilla, pero estaba claro que una cosa así no era para compartir.