Las croquetas han sido siempre un buen recurso para aprovechar los restos de otras comidas, como pueden ser los del cocido, sobrantes de pollo, pescado etc. etc.
La base de esta elaboración, está en la salsa bechamel y de esto depende el éxito del plato. Después se pueden hacer de cualquier producto comestible, considerando que cuanto mejor sea su calidad, mejores saldrán nuestras croquetas.
La salsa bechamel aparentemente sencilla de hacer, requiere de mucha paciencia y de una atención continua durante el proceso de elaboración, para conseguir un punto de cremosidad y de sabor perfectos.
Si conseguimos hacer una buena salsa bechamel, el éxito está asegurado. De lo contrario, tendremos que practicar y con un poco de tiempo, llegaremos a hacer las mejores croquetas del mundo. Como las que hacen todas nuestras madres.
Croquetas de jamón ibérico
INGREDIENTES:
· Abundante aceite de oliva (para freír)
· ½ cebolla muy picada
· 1 cucharada de mantequilla
· 2 cucharadas de aceite fino (para hacer la bechamel)
· 3 cucharadas de harina de trigo
· 100 gr. de jamón ibérico muy picado
· 3/4 l de leche
· 2 huevos
· pan rallado
· sal
· ½ cebolla muy picada
· 1 cucharada de mantequilla
· 2 cucharadas de aceite fino (para hacer la bechamel)
· 3 cucharadas de harina de trigo
· 100 gr. de jamón ibérico muy picado
· 3/4 l de leche
· 2 huevos
· pan rallado
· sal
ELABORACIÓN:
1) Comenzamos dando un hervor a la leche junto con el jamón; sacamos el jamón y lo reservamos.
2) Ponemos una sartén a calentar con las 2 cucharadas de aceite y la de mantequilla y rehogamos la cebolla.
3) Una vez transparente la cebolla, incorporamos la harina y ya no dejamos de remover has que esta coja un color medio dorado.
4) Conseguido el dorado de la harina, retiramos del fuego y añadimos una taza de leche removiendo hasta conseguir una bola; volvemos a llevar al fuego unos minutos más, removiendo sin parar. Esta operación la vamos repitiendo, añadiendo cada vez más leche, y dejando hervir durante unos minutos hasta conseguir una pasta cremosa y homogénea.
5) Incorporamos el jamón y sazonamos con sal si fuese necesario (tener en cuenta que el jamón de por sí incorpora sal, además de la que haya soltado en la leche cuando el primer hervor)
6) Echamos la pasta en una fuente y la dejamos enfriar.
7) Batimos los huevos; echamos un poco de sal y preparamos en un plato el pan rallado
8) Cogemos trocitos de pasta, les damos forma de croquetas; pasamos por los huevos batidos, el pan rallado y reservamos.
9) Poner el aceite de freír en una sartén y cuando empiece a humear ir friendo las croquetas en tandas pequeñas para conseguir que el aceite no se enfríe, hasta conseguir un bonito color dorado.
10) Sacar de la sartén y dejar escurrir en un plato con un papel absorbente, para que suelte el exceso de aceite; reposar unos minutos y ya se pueden comer.
2) Ponemos una sartén a calentar con las 2 cucharadas de aceite y la de mantequilla y rehogamos la cebolla.
3) Una vez transparente la cebolla, incorporamos la harina y ya no dejamos de remover has que esta coja un color medio dorado.
4) Conseguido el dorado de la harina, retiramos del fuego y añadimos una taza de leche removiendo hasta conseguir una bola; volvemos a llevar al fuego unos minutos más, removiendo sin parar. Esta operación la vamos repitiendo, añadiendo cada vez más leche, y dejando hervir durante unos minutos hasta conseguir una pasta cremosa y homogénea.
5) Incorporamos el jamón y sazonamos con sal si fuese necesario (tener en cuenta que el jamón de por sí incorpora sal, además de la que haya soltado en la leche cuando el primer hervor)
6) Echamos la pasta en una fuente y la dejamos enfriar.
7) Batimos los huevos; echamos un poco de sal y preparamos en un plato el pan rallado
8) Cogemos trocitos de pasta, les damos forma de croquetas; pasamos por los huevos batidos, el pan rallado y reservamos.
9) Poner el aceite de freír en una sartén y cuando empiece a humear ir friendo las croquetas en tandas pequeñas para conseguir que el aceite no se enfríe, hasta conseguir un bonito color dorado.
10) Sacar de la sartén y dejar escurrir en un plato con un papel absorbente, para que suelte el exceso de aceite; reposar unos minutos y ya se pueden comer.
Ni que decir tiene que la croqueta es una tapa y que como tradición debe comerse de pie, cogerla con la mano y acompañarla con una cervecita bien fresca.
Hola, de primero gracias por haber paseado un ratin por mi blog y haberme dejado tan lindas palabras. De segundo, permiteme que sea la primera en hacerme seguidora del tuyo y así poder tener contacto y seguir todo tu trabajo, que por lo que he podido estar viendo.. es fantástico.
ResponderEliminarUn saludin desde tierras gallegas, Jorge.